PARA EL VISITANTE DE LA
MADRUGADA
A la hora en que trata de
acostarse, cansado de escribir poemas, se le acercan en línea recta
unos pasos, triturando hojas secas. Vienen hacia la casa del hombre.
Desde muy lejos. Alguien mete la cabeza por la ventana del estudio
para leer los manuscritos, todavía no terminados, que están sobre
el escritorio. Con entusiasmo. Sólo para eso viene él desde muy
lejos.
Noche tras noche. Y se va al
terminar de leerlos. Hacia el fondo del bosque. Cada vez que escribe
un poema, el hombre se siente afligido, pensando que nadie lo leerá
por más que escriba. Pero ahora, él recuerda con felicidad que sí
tiene un lector: el único lector, cabezón, del mundo.
Esta mañana, el hombre se
quedó dormido encima de los manuscritos de sus poemas. Por el
cansancio del día. Él aguardó con paciencia a que se despertara el
hombre. Fuera de la ventana. Pero se marchó sigilosamente antes de
que Venus desapareciera en el cielo oriental. Hacia el fondo del
bosque.
¿Quién es él? El hombre no
tiene la menor idea. Nunca lo ha visto. Sólo percibe su presencia
con seguridad, debido a la mancha en los manuscritos y el fuerte olor
de su cuerpo que siempre deja tras su paso
***
UN DÍA OFRECIDO COMO REGALO
Como dejé el equipo de pesca
en casa,
regresé por el camino del rio
y los pantalones se llenaron
de cadillos.
Luego, en una hondonada donde
había remolinos
escuché murmullos de insectos
y discursos de pájaros.
Un par de ojos se
sobrecogieron
ante el color violeta de las
flores de arrurruz
y el plata de las espigas.
Cuando me puse en marcha,
voló una comadreja de mis
pies,
y atravesó el vado un faisán.
No es cierto:
voló un faisán de mis pies
y atravesó el vado una
comadreja.
Vi a lo lejos unos niños que
lanzaban
y recogían
sucesivamente
los señuelos del estanque.
En el cielo planea despacio un
milano,
y me quedé viéndolo hasta
cuando
me dolió el cuello.
Pronto un hombre gritaría
al encontrar un nido de
ruiseñor
entre las cañas.
Fuente: Arquitrave Nº 46,
Cartagena de Indias, Diciembre de 2009.
***
¿POR QUÉ EL CABELLO DE LAS
BELLAS SUECAS CAMBIA DE RUBIO A VERDE?
Cuando cae la lluvia ácida
y se infiltra en la tierra,
las aguas subterráneas se
vuelven ácidas,
y con esto
las aguas de la llave también
lógicamente
se vuelven ácidas.
Y
con las aguas ácidas
se derrite el cobre de los
tubos
para mezclarse con las aguas.
Por lo tanto,
el cabello de las bellas
suecas
(y de las no tan bellas)
al lavarse con las aguas
mezcladas de cobre
cambia de rubio
a azul
¿Me entendiste?
Fuente: Poesía contemporánea
del Japón, Antología. Universidad de Los Andes. Tetsuo Nakagami y
Yutaka Hosono.
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